jueves, 27 de noviembre de 2014

Aula cerrada. Reflexión.



Descombe, Martyn (1985), El aula cerrada, en Elsie Rockwell (comp.), Ser maestro, estudios sobre el trabajo docente, México, Ediciones El Caballito/SEP, pp. 103-108. 

El aula cerrada es una característica de la enseñanza convencional.
El aula puede considerarse tan común y natural que se tome como una característica inevitable de la organización escolar.
Las aulas cerradas no han sido siempre la norma y que implican supuestos específicos aprobados social mente, sobre aspectos pedagógicos y prácticas escolares.
 El grado en que el aula cerrada refleja y refuerza la responsabilidad individual del maestro ha sido tema de considerable investigación.
El aula cerrada ha sido considerada un santuario del maestro, contra la interferencia de administradores, padres y colegas en asuntos propios del salón de clase, y como un margen estructural en la organización burocrática de la escuela que intensifica las aspiraciones del maestro a una autonomía profesional.  Existe la tendencia de concebir el aula cerrada como una unidad totalmente separada del medio ambiente y libre de las presiones externas.
 El aula cerrada no proporciona un aislamiento completo: las presiones de los padres, de la comunidad, de los administradores y los colegas se filtra hacia adentro del santuario. Las formas en que las presiones externas interfieren en el aula cerrada son de dos tipos. La primera se refiere a lo que esperan los miembros del grupo, la otra se refiere a las fuentes de información que trascienden el aislamiento del escenario. Así mientras el aula cerrada es un es una unidad social que está sujeta a expectativas particulares de comportamiento, no está completamente aislada de las circunstancias sociales en las que se encuentra situada; influyen en el orden del salón también en las actitudes de los participantes, provenientes de sus experiencias en otras esferas de la vida social. En segundo lugar, la naturaleza discreta del aula se ve puesta constantemente a prueba por factores que proporcionan información, aunque se vea vaga o imprecisa, sobre lo que sucede dentro del salón, a aquellos que no están involucrados directamente en las actividades a su interior. Estas fuentes de información al público existen a pesar del aislamiento visual de los eventos que suceden dentro de la clase y no están basadas en la observación directa. Son fuentes indirectas de información, claves que les permiten a las personas ajenas deducir lo que sucede detrás de la puerta cerrada. El ruido es un medio a través del cual los maestros se dan cuenta de lo que sucede en otros salones a pesar del hecho de que no pueden observar (visualmente) los eventos.

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